Esto no es una oración por su alma, es más bien un suspiro porque la extraño, porque cada vez que entro en mi casa me duele enormemente no escuchar sus patitas corriendo hacia mí o su cola golpeando contra el sillón cuando ya estaba dormida y despertaba para saludarme... Porque mis mañanas ya no incluyen una lluvia de lengüetazos que siempre acababan en una tregua para dormir "un ratito más"; porque las comidas, los paseos, las idas a la tienda y casi todos los instantes del día estaban llenos de ella y ahora la extraño en todas partes y a cada rato... Porque aún no es consuelo saber que fuimos inmensamente felices con ella, porque aún sin creer que estaba "colmada la tarea", el corazón siempre está vuelto a Casiopea...
martes, 12 de febrero de 2008
Requiem por Casiopea
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