domingo, 28 de agosto de 2016

Sobre Lope, algo de José Hierro.

Lope. La noche. Marta 

He abierto la ventana. Entra sin hacer ruido
(afuera deja sus constelaciones).
«Buenas noches, Noche».
Pasa las páginas de sombra
en las que todo está ya escrito.
Viene a pedirme cuentas.

«Salí al rayar el alba -digo-.
Lamía el sol las paredes leprosas.
Olía a vino, a miel, a jara»
(Deslumbrada por tanta claridad
ha entornado los ojos).
La llevan mis palabras por calles, ascuas, no lo sé:
oye la plata de las campanadas.
Ante la puerta de la iglesia
me callo, me detengo -entraría conmigo
si yo no me callase, si no me detuviera-;
yo sé bien lo que quiere la Noche;
lo de todas las noches;
si no, por qué habría venido.

Ya mi memoria no es lo que era. En la misa del alba
no dije Agnus Dei qui tollis peccata mundi,
sino que dije Marta Dei (ella es también cordero de Dios
que quita mis pecados del mundo).
La Noche no podría comprenderlo,
y qué decirle, y cómo, para que lo entendiese.

No me pregunta nada la Noche,
no me pregunta nada. Ella lo sabe todo
antes que yo lo diga, antes que yo lo sepa.
Ella ha oído esos versos
que se escupen de boca en boca, versos
de un malaleche del Andalucía
-al que otro malaleche de solar montañés
llamara «capellán del rey de bastos»-
en los que se hace mofa de mí y de Marta,
amor mío, resumen de todos mis amores:
      Dicho me han por una carta
      que es tu cómica persona
      sobre los manteles, mona
      y entre las sábanas, Marta.

qué sabrá ese tahúr, ese amargado
lo que es amor.
La Noche trae entre los pliegues de su toga
un polvillo de música, como el del ala de la mariposa.
Una música hilada en la vihuela
del maestro del danzar, nuestro vecino.
En la cocina la estará escuchando Marta;
danzará, mientras barre el suelo que no ve,
manchado de ceniza, de aroma, de trigo candeal,
de jazmines, de estrellas, de papeles rompidos.
Danza y barre Marta.

Pido a la Noche que se vaya. Hasta mañana, Noche.
Déjame que descanse. Cuando amanezca regaré el jardín,
saldré después a decir misa
-Deus meus, Deus meus, quare tristis est anima mea-
luego volveré a casa, terminaré una epístola en tercetos,
escribiré unas hojas
de la comedia que encargaron unos representantes.
Que las cosas no marchan bien en el teatro,
y uno no puede dormirse en los laureles.

Hasta mañana, Noche.
Tengo que dar la cena a Marta,
asearla, peinarla (ella no vive ya en el mundo nuestro),
cuidar que no alborote mis papeles,
que no apuñale las paredes con mis plumas
-mis bien cortadas plumas-,
tengo que confesarla. «Padre, vivo en pecado»
(no sabe que el pecado es de los dos),
y dirá luego: «Lope, quiero morirme»
(y qué sucedería si yo muriese antes que ella).
Ego te absolvo.

Y luego, sosegada, le contaré, para dormirla,
aventuras de olas, de galeones, de arcabuces, de rumbos marinos,
de lugares vividos y soñados: de lo que fue
y que no fue y que pudo ser mi vida.

Abre tus ojos verdes, Marta, que quiero oír el mar.

José Hierro
"Agenda", 1991.

sábado, 18 de octubre de 2014

El trayecto

Camino. Decidí tomar la ruta de Revolución para probar si es mejor que la del Periférico. Vengo de una fiesta y uso unos zapatos de tacón que podrían no ser ideales para caminar por la ciudad, pero tras reprochármelo noto que no son incómodos.

Es una zona de calles muy empinadas. Por suerte, en este momento voy bajando. Algunas casas y restaurantes han puesto escalones en sus banquetas, pero son tan estrechos que se ve como un camino peligroso.

Junto a mí camina un señor con un hijo adolescente. No los conozco, son extraños que van caminando por el mismo sitio que yo, pero platicamos sobre mi perro y me dicen que tenga cuidado al bajar los escalones frente a un restaurante de mariscos. Pienso que el lugar se ve lindo y debería venir a probar la comida.

Ellos se adelantan y sigo caminando sola, aunque puedo verlos unos pasos más adelante. Llego a un crucero enorme, los edificios de la calle son hermosos, de arquitectura colonial y la tarde hace que sus paredes se vean naranjas y rosadas.

Me apresuro a cruzar aunque el semáforo está por cambiar. Viene en sentido contrario a mí un desfile militar o algo parecido y si no me doy prisa tendré que esperar a que pasen todos los uniformados.

Ya en el otro lado, camino por una calle amplia y empedrada. Por la acera me encuentro a una muchacha que es parte del desfile, pero les han dado un descanso de unos minutos, así que puede platicar conmigo un rato y caminamos.

Ahora la calle sube un poco, pero nada agotador. Llegamos a un sitio en el que hay unas escaleras que descienden hasta un pequeño jardín y parece un muy buen lugar para sentarse un momento y comer un sándwich.

Mientras pienso que es un día muy sociable para mí, conviviendo con extraños en dos ocasiones, desenvuelvo el sándwich que ella me dio y la escucho hablar de las plantas que hay en el jardín. Son algo como kokedama y ella dice que podrían adornarlos para que se vieran como animales y lucieran más.

Le pongo atención al jardín y veo que muchas de las plantas tienen largas ramas sin mucho follaje, con frutas pequeñas y rojas. Al fondo hay un arbusto con hojas en forma de corazón, podado con apariencia de foca. La muchacha tiene razón: el arbusto es tan bonito que cuesta trabajo creer que no sea una planta artificial... Pero está vivo, muy vivo. Me doy cuenta de que sus hojas se mueven y que la planta entera se acerca a nosotras. En realidad debe ser un animal cuya piel parece hecha de hojas. Es muy amigable y recibe las caricias y comida que le damos. Debió escaparse de algún lugar donde lo adaptaron a los humanos y lo educaron.

Ahora noto que ella estaba leyendo en voz alta, que ella es mi voz contando todo lo que va pasando. Termina el cuento que se llamaba "El trayecto", cierra el libro y veo la portada, se llama "Mi voz dentro del mar".

Sobre el nivel del mar, Vladimir Kush.

martes, 7 de octubre de 2014

Esto no es una crítica al cine comercial

Primero, dejemos a un lado las películas de acción "de culto" y las de aventuras o ciencia ficción con batallas y espectaculares efectos especiales. Hablemos solamente de aquellas que podríamos de manera aleatoria titular "Golpes y gloria", pues todos los elementos del filme giran en torno a una sola cosa: LA ACCIÓN. Escenas de peleas, persecuciones y explosiones que más que un medio para narrar alguna historia se convierten en la inspiración, el argumento, el objetivo y la historia misma.

Establecido el marco conceptual, va la pregunta: ¿por qué las películas de acción son tan cursis?

Además de los efectos especiales y los chistes (voluntarios e involuntarios) que caracterizan a las películas de este tipo, uno de sus ingredientes básicos es la hermosa damisela en problemas, a quién el héroe acabará salvando y junto a la que vivirá feliz para siempre. Si separamos la línea amorosa de la explosiva y veloz, no hay una trama muy diferente a la de cualquier comedia romántica. 

Por supuesto que entiendo que el cine es, entre muchas cosas, un reflejo de los grupos sociales en los que se produce y exhibe, un escaparate en el que se expone qué conductas son "normales" o "socialmente deseables"; así que es natural que el héroe sea intrépido, fuerte y patriota, pero sensible y enamorado.

También sé que no todo el cine debe ser arte y que hay un público enorme demandando películas entretenidas e intrascendentes de las que no espera mucho más que pasar el rato y en las que no importa lo predecibles y prejuiciosas que son.


La cosa es: si ya decidiste hacer una película en la que la trama no importa y sólo buscas exagerar clichés, explotar recursos fáciles y apelar a las emociones más básicas, ¿para qué dar lecciones morales?


Si se trata de películas "para hombres" y seguimos la línea de los estereotipos de género, nada tendría de malo que cada película de acción tuviera muchísimas mujeres espectaculares con muy poca ropa y mucha disposición al sexo casual y los tríos con otras chicas...


No sé. Desde luego, este no es un post serio. Respeto muchísimo las preferencias cinéfilas de cada quién, pero hay bromas que es muy difícil dejar pasar.

lunes, 6 de octubre de 2014

Dime a quién insultas...

Hay ciertos insultos que me provocan náuseas.

Afortunadamente, tengo un sentido del humor que me permite reír de chistes sexistas, racistas o xenófobos y asumirlos como lo que son: chistes. No obstante, veo que desde hace un tiempo las redes sociales, las revistas y la vida se van llenando de publicaciones en las que el término "Godínez" ha dejado de ser -si es que un día lo fue- una broma y ahora se usa para describir despectivamente a una buena parte de los trabajadores en México.

Incluso si dejamos de lado el hecho de que ese sector lleva a cabo un montón de trabajos que quienes los insultan serían incapaces de realizar, que pagan impuestos, compran a crédito y en resumen sostienen una buena parte de la vida que todos llevamos; es decir, incluso si dejamos de lado todo lo que tendríamos que agradecer y respetar, me resulta incomprensible de quiénes vienen -en general- estos insultos.

He de reconocer que aquellos que escriben artículos sobre los mandamientos de los Godínez, las revistas que publican cuestionarios para determinar qué tan Godinez son sus lectores y las personas que llenan sus redes sociales con chistes sobre Viernes Godínez y cosas por el estilo, siempre me han parecido más esnobistas que otra cosa, pero no deja de sorprenderme que aquellos capaces de concebir la condición de Godínez sean también los que se esfuerzan por parecer, creen ser y se declaran personas cultas, ingeniosas, incluyentes, librepensadores, demócratas, humanistas...

Además hay que decir que estos agudos comentarios de adultos sofisticados (diría Lisa Simpson) no vienen de rockstars ni artistas o cuando menos freelancers. Vienen de personas que tienen un trabajo de-nueve-a-cinco, la mayor parte de las veces en un cubículo. Se sienten distintos por la educación que recibieron y el toque trendy que imprimen en su vida, pero también buscan EL ÉXITO, una pareja estable y un futuro con hijos, casa y coche.

Claro que entiendo que celebrar los viernes en El Barón Rojo o comprar productos Avón en la oficina está lejos de ser un estilo de vida deseable para muchos, pero no comprendo cómo se puede tener el descaro de calificarlo como malo. ¿De verdad se puede ser tolerante y al mismo tiempo creer que las aspiraciones propias y sólo esas son las correctas? ¿Les resulta congruente andar ejerciendo de animalista-yogui-veganos y juzgar a alguien como pernicioso por la música que escucha? ¿Sus tatuajes pacifistas o con citas de Cortázar y Saint-Exupéry son absolutamente compatibles con las burlas sobre la dieta de los oficinistas? ¿Sus chistes los hacen profundos pensadores y los alejan de la gente superficial a la que también critican?

No sé, considero que todos estamos en libertad de sacar de nuestras vidas aquello que no nos gusta.

Para mí, "IMBÉCIL" y "ESTÚPIDO" siguen siendo los mejores insultos, los que se refieren directamente a la inteligencia.










martes, 20 de noviembre de 2012

A mí sí me da gusto que Thalía grabe a Delgadillo

Normalmente guardo estos comentarios para mí porque ser prudente y amable con el público es parte de mi trabajo, pero al parecer hoy no es uno de mis días más amigables y ver mis redes sociales atascadas de quejas e insultos contra Delgadillo me pone de muy mal humor.
Resulta que Thalía presentará su nuevo disco y entre los temas que incluyó se encuentra Hoy ten miedo de mí, la canción más popular de Fernando Delgadillo. En respuesta, las redes se llenan con tuits y publicaciones varias que insultan a ambos y especialmente a Delgadillo, a quien no bajan de "incongruente".
Y bueno... Cada quién está en libertad de pensar lo que le venga en gana. No obstante, va mi punto de vista sobre el cover, que yo también entro en aquello de libertad de pensamiento y expresión.
1. Sí, la versión que hizo Thalía de la canción de Delgadillo es HORRIBLE.
2. Aunque Delgadillo cobra muy bien por cada uno de sus conciertos y las circunstancias lo han colocado en una posición que le permite hacer con su trabajo lo que él quiera, la cantidad de dinero que representa una canción grabada por Thalía es mucho mayor que la que puede generar cantándola él mismo.
3. La difusión que tiene la obra de Thalía, incluso si su versión de Hoy ten miedo de mí nunca llega a sonar en el radio, es también muy superior a la que puede tener la obra entera de Fernando si sólo se canta en el medio "trovero".
4. No podría decir que Hoy ten miedo de mí es la mejor canción de Delgadillo, pero es una buena canción y el autor es una gran persona. No puedo sentir más que alegría al pensar que ambos -creador y obra- reciban algo de la retribución -en dinero y difusión- que considero merecen. Ojalá ocurriera algo semejante con el trabajo de muchos y muy talentosos artistas, cuya propuesta no es tan conocida.
Sé que con esa lista dejo pendientes varios temas, pero para mí son argumentos secundarios y también serían expuestos a favor de Delgadillo.
Lo que más me irrita en estas circunstancias es saber que hay un montón de gente quejándose todos los días del reggaeton y diciendo que debería haber más apoyo para lo que ellos consideran música inteligente o culta, pero en cuanto aparece la oportunidad de que una canción se haga popular saltan indignados. Si ustedes no están en ese canal y sólo les parece una versión horrible, los acompaño... En fin, alegrémonos todos por Fer. Lo de Thalía es buena noticia.







jueves, 30 de junio de 2011

Alergias

Siempre me ha parecido tristísimo ser alérgico a algo que te guste mucho, particularmente cuando es algo tan placentero como el chocolate o el queso. Hoy confirmé con tristeza que eso me pasa con los gatos... Con lo rico que es el gato asado...

jueves, 17 de marzo de 2011

De las chingaderas...

Hace muchos años, un amigo mío (tan ateo como la mayoría de mis amigos) me planteaba su teoría sobre los únicos entes metafísicos que, en su opinión, existen: LAS CHINGADERAS.

Su argumento empezaba planteando una situación hipotética, en la que estás con la mujer que amas y ella de pronto te dice que ya no quiere estar contigo.

En el supuesto las cosas están bien, tú la amas, ella te ama y así, de pronto, te dice que no quiere estar contigo...

¡Definitivamente no puede ser cosa de ella! ¡Ella es la mujer que amas!

Entonces, como explicación evidente, tienes que aceptar que aparecieron las chingaderas.

Las chingaderas, en esta teoría, son esos entes metafísicos que andan flotando en el espacio y trastornádole la vida a todo desafortunado individuo que se tope con ellas.

Era una teoría compleja que especulaba sobre el lugar del que emergen y otros detalles morobosos que ya ampliaré en otro post. Por ahora basta con compartir el proceso de comprobación práctica, que implicaba una atención especial en la vida cotidiana para detectar el preciso instante en que los entes aparecían, para inmediatamente registrarlo mediante la expresión de la frase CASI sacramental: "... y ahí están."

En fin, cada quién tendrá sus creencias sobre los seres incorpóreos, pero es cierto que todos nos enfrentamos a veces con situaciones en las que no cabe más que decir "y ahí están".

miércoles, 9 de marzo de 2011

De lo perdido y lo que aparece

Y bueno... llega un día en el que los recuerdos no duelen, aunque extrañes.

Porque no importa lo que se haya dicho, tú sabes que existió y has sido incapaz de blasfemar en su contra. Y ahora viene la vida y se acomoda como un diablito, justo detrás de tu oreja, para contarte noches y madrugadas y mañanas y tardes, que ahora son un premio porque no duelen y te hacen sonreír, aunque extrañes.

Sabes que vas a extrañar siempre, no puede ser de otro modo. Sabes que no habrán reemplazos y la verdad es que no los buscas. No tiene caso, aunque extrañes.

La vida va pasando, haces muchas cosas y siempre te va a hacer falta compartirlas; pero hay noches como esta, en las que viene un recuerdo y no resistes la tentación de saborearlo, porque fue dulce y es bueno, y los fracasos ya no lo son tanto.

martes, 24 de agosto de 2010

Las muestras gratis y lo que nos gusta creer

Hace algún tiempo trabajé en una empresa que, en una versión posmoderna de los merolicos de película, vende en multinivel un agua milagrosa capaz de sanar a quien la consuma, además de hacerlo feliz y exitoso.

Me encargaba de redactar y programar el boletín para socios que se publicaba en internet, así que tenía un escritorio en el departamento de Medios, justo al lado de la dirección, y pasaba todo el día con los editores de vídeo, fotógrafos, diseñadores y demás individuos encargados de la imagen pública de la empresa.

No sé si ustedes los conozcan, pero yo nunca antes había tenido contacto con un negocio que funcionara en multinivel, y cuando tuve que cubrir el primer "desayuno mensual de socios" me sorprendió mucho encontrarme con cantos, sermones y varios ritos que se ajustaban a mi prejuicio sobre lo que debe pasar cuando acudes al llamado de la Iglesia Universal del Reino de Dios, seguramente identificada por todos con el grito "pare de sufrir".

Obviamente, aquella y todas las veces que estuve en los eventos o que revisaba el material que me mandaban para publicar, tuve que hacer un esfuerzo enorme por no reírme demasiado y limitarme a algunos chistes con mis compañeros, que tampoco podían quedarse serios cuando al fondo del salón había un karaoke con un himno naturista y todos cantaban conmovidos "yo tengo fe...".

Sin embargo, durante casi tres meses entrevisté y escuché a muchísima gente que daba testimonio de haberse curado de cualquier cantidad de cosas que iban desde raspones hasta cáncer, o salvarse de la amputación de un pie. Todos los días, de lunes a sábado, lo mismo el personal de limpieza que vendedores y directivos, todos los empleados veíamos por todas partes "evidencias" de que no había nada más maravilloso que ese elixir de vida, y lo recibíamos como una más de nuestras prestaciones salariales cada quincena, en paquetes que abarcaban presentaciones regulares, saborizadas, pomadas, jabones y jarabes.

Y así un día, entre los comentarios del fin de semana y las quejas varias que se platican en las oficinas, escuché que un editor de vídeo, que dos días antes se reía abiertamente en el evento que cubrimos, buscaba opciones para que sus griposos hijos accedieran a tomarse lo que vendíamos y comprobaran en tos propia los milagros que nosotros escuchábamos todos los días.

Obviamente uno no puede escuchar esas cosas sin sonreír un poco mientras agacha la cara para disimular, pero pensado a la distancia sobresale todo el asunto de las muestras gratis y lo que nos gusta creer.

Yo no sé si funcione igual con los champús y las galletas, pero en esa empresa daban muestras gratis con dos objetivos:

El primero, engancharte en el multinivel, pues te pedían que fueras a recogerla al local donde la vendían, para explicarte cómo usarla, y entonces todo funcionaba como en los desayunos a los que te invitaban (al menos cuando yo era niña) para venderte enciclopedias o tiempos compartidos.

El segundo, el impresionante, dejarte a la mano la posibilidad de usar su producto si un día necesitas creer; episodio casi inevitable en la vida de cualquiera.

Ignoro si ustedes crean en la justicia divina, el karma o el Osito Bimbo, pero a mí no me suena imposible que una buena parte de las enfermedades tengan que ver con manifestaciones del inconsciente (somatizar, pues), y en esa línea de pensamiento también considero probable que la suma de una buena alimentación, algún preparado de yerbas depurativas y la creencia de que todos tus males desaparecerán, sea capaz de hacerte sentir mucho mejor.

El punto es que casi todos los productos milagrosos que prometen eliminar la raíz de nuestros problemas pretenden que "cambiemos de actitud" y nos deshagamos de ciertos "malos habitos" que, particularmente en los problemas nutricionales, son precisamente la "mala raíz", y que en cualquier situación que tenga que ver con la salud nos harán sentir mucho mejor aunque no tengan relación alguna con el padecimiento que queramos tratar.

Debo confesar que muchos meses después de dejar aquella empresa me enfermé de laringitis y probé uno de los jarabes que me habían regalado y hasta pensé en convertirme a su culto por el alivio que sentí, pero tristemente en mí habitaba un bicho al que los pensamientos positivos venían valiéndole madres, así que cinco minutos después volví a perder la voz, tuve que tomar antibióticos durante dos semanas y permanecer en mi excepticismo...

domingo, 4 de julio de 2010

¿"No al rapidín"?


Hace varios días veo en la publicidad de Facebook la sugerencia para ser fan de un "movimiento" que se anuncia con el nombre No al Rapidín y lo primero que se me ocurrió fue preguntarme "¿por qué no?", "¿qué tiene de malo?", así que aprovechándome de la fama de mi curiosidad morbosa entré a la página para averiguar de qué se trataba.

Hay que decir que el anuncio, además de dejar ver que los encargados de publicitar la página no tienen mucha idea del uso correcto del lenguaje, planteaba como parte central de su ideología una premisa que podría parecer una falacia, si es que por "pareja" no se referían a una pareja sexual, y que fue esa premisa, "Sí a la pareja y no al rapidín", lo que de verdad me impulsó a ver de qué se trataba.

La página del "movimiento" resultó ser un blog que pretende abrir un espacio para promover la educación sexual, en el que las mujeres puedan expresar libremente sus dudas y recibir consejos para mejorar su sexualidad...

... Y hasta aquí la parte puramente descriptiva de este post... ¡¿¡¿¡Qué carajos les pasa a esas viejas!?!?!

Para empezar, al menos el noventa y cinco por ciento de las páginas, revistas y programas para mujeres tienen una sección dedicada a la sexualidad. No veo qué tiene de novedoso y de movimiento generar otro espacio en el que se hable de lo mismo y en realidad de la misma manera que en cualquier otro lugar.

Luego, ¿en qué lógica se contraponen y excluyen un rapidín y la pareja? Si estamos asumiendo que "pareja" se refiere a una relación estable y no a la pareja sexual en turno, eso querría decir que el sexo ocasional (o con cualquiera que no sea una pareja estable) es un rapidín, y puedo decir con felicidad que eso es absolutamente falso; por otra parte, si asumimos que con "pareja" se refieren al compañero sexual, entonces resulta que si te avientas un rapidín con alguien más, lo haces en algún extraño e innominado conjunto... o más bien lo tuyo son los tríos y las orgías, pero dudo mucho que ese sea el sentido de la frase.

Más aún, y esto de verdad me parece lo más importante: ¡¿¡Qué tienen de malo los rapidines!?! Todos sabemos que la eyaculación precoz es un problema, pero un rapidín no es cosa de que el muchacho aguante o no, a mí me parece más una cuestión de circunstancias. A veces tienes una calentura bárbara y alguna oportunidad de pocos minutos que no habría por qué desperdiciar y que puede resultar MUY satisfactoria e incluso preparar el terreno para algo de mayor duración en otro momento.

Sí suena medio pinche que todos tus encuentros sexuales sean rapidines, pero yo creo que el sexo tiene mucho encanto en muchas circunstancias además de los encerrones de horas y horas. Espero que cualquiera que lea esto pueda recordar algún momento de mucha excitación que no debía durar demasiado pero había que aprovechar y resultó de lo más interesante.

Independientemente de que me parezca triste que las mujeres de esa página nunca hayan tenido un rapidín memorable, creo que lo molesto es el juicio sobre conductas sexuales que según algún criterio (bastante reducido pero pretenciosamente abierto y moderno) son socialmente aceptables. Emprender una campaña contra los rapidines implica juzgar como malo y declararse contra el sexo en los elevadores, en la oficina, en alguna fiesta, en el coche... ok, ok... esto suena un poco exhibicionista, pero de verdad, no creo que haya que elegir sólo las noches románticas y privarse de un rato de diversión, que sin importar que haya sido breve puede hacerte sonreir durante mucho tiempo...




P.D: Ahora que releo este post me viene una imagen divertida a la cabeza: deben ser una cosa chistosísima las reuniones del "grupo de mujeres al que le gusta mover el avispero" (así se definen en su página noalrapidin.com) en el que surgió la idea de hacer un movimiento y plantearon un manifiesto, que en un acto de tolerancia no voy a adjetivar.

Preguntando tal vez no llegues a Roma... pero a algún lugar llegarás...

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