viernes, 28 de diciembre de 2007

De las compras compulsivas..


Ya sé que mis pretextos cada vez funcionan menos, así que esta vez no voy a excusarme, que ya todos sabemos que seguro andaba parrandeando por ahí y dejé una vez más mi propósito de escribir al menos una entrada al día.

No obstante, he regresado (aunque sin pretensiones de hijo pródigo) y en vista de que también se me pasó el jueves y de que me esperan las últimas cincuenta páginas de la novela que me ha atrapado en las últimas dos semanas, me limitaré a emitir una confesión sobre mi manera compulsiva de comprar.

En abril de este año gané un concurso de Gandhi reuniendo más puntos que otros compradores durante un mes; el 23 de diciembre (y ya sé que esas cosas no deben dejarse para la última hora) el cajero me saludó con un "es usted una adicta, Señorita"; hoy la chica del módulo de información supo por qué libro iba a preguntar tan sólo con acercarme... y el saludo en la caja fue "¿ya tan pronto a tomar la revancha de Navidad?"...

Tal vez parezca presunción, tal vez lo sea un poco, pero es también una confesión: Hola, soy Aremy y soy presa fácil de la mercadotecnia y adicta a comprar libros..."

martes, 25 de diciembre de 2007

Porque una cosa es una cosa...

... Y otra pretender que uno tenga tiempo para la vida online el fin de semana de Navidad, cuando sólo puedes conectarte para revisar el correo como la buena obsesiva que eres y mandar de manera compulsiva abrazos y besos a los contactos del jai, el maispéis... y tal vez en un futuro los del féisbuc... que me lo estoy pensando...

En fin, el párrafo anterior pretendía justificar la falla en mi intento por escribir todos los días, pero no parece haberlo logrado, o al menos no con mucho éxito.

Como disculpa, podría ofrecer algún texto de mis autores favoritos, pero he pasado gran parte del día leyendo a Almudena Grandes -por supuesto integrante del grupo- y tengo una sensación muy extraña con respecto a ella. Creo que su estilo ha mejorado mucho con el paso de sus libros, vamos, la sintaxis, las imágenes y esas cosas... pero su última novela, El corazón helado, que me ha hecho llorar como pocos libros y está plagado de frases hermosas, hoy me ha parecido cursi... cursi, cursi, CURSI... a veces hasta la náusea, y tal vez se trate de mí y las cosas que me pasan últimamente, pero estas ya no son horas para quejarme con César, el único de mis amigos que ya leyó el libro...

jueves, 20 de diciembre de 2007

La brújula dorada

Con muchísimas expectativas y la recomendación de una de las lectoras que más respeto, gran admiradora de Pullman, súper fan de Las luces del Norte y las películas de fantasía; llegué esta tarde (provista de palomitas y Coca-cola) a la sala del cine para ver el que suponía gran estreno de temporada. Sin embargo, todas mis esperanzas se vieron más que frustradas con una cinta cuya escena más impactante resultó ser una violentísima pelea entre osos que en mi opinión excede la brusquedad congruente con el resto de la película.

Mucho más que predecible, con unos efectos que dejan mucho que desear y un modo de narrar la historia que me pareció insulso; tal vez lo más rescatable sea Sean Connery en la voz del oso polar... porque hasta las animaciones del peluche corriendo -al menos en opinión de una simple espectadora sin grandes conocimientos de la materia- carecen de grandes atractivos.

En fin, voy a omitir la reseña y el uso innecesario de bytes en algo que no lo vale. Sin embargo, era importante quejarse... qué chasco...

miércoles, 19 de diciembre de 2007

HUMOR NEGRO


Pues una vez más estoy aquí, intentando esto de un post diario... al más puro estilo de los Alcohólicos Anónimos con el "sólo por hoy"...

Los que me conocen saben que tengo problemas para contener la risa, incluso en las situaciones en que la prudencia resultaría mucho más que una buena idea.

A veces el humor negro parece una salida falsa para la amargura. Uno de estos días escribiré algo sobre las opiniones de Freud acerca del asunto. Por ahora, algo de Baudelaire y esta foto de Reportería Medellín.

"Estas bromas nerviosas no carecen de peligro, y a menudo se pueden pagar caro. Pero qué importa la eternidad de la condenación a quien ha encontrado en un segundo un goce infinito."
Charles Baudelaire, El mal vidriero.
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martes, 18 de diciembre de 2007

BLOGGEAR


Se supone que esto de Bloggear debiera ser una tarea diaria, pero la constancia (salvo en excepcionales casos, je) no es lo mío.

De cualquier modo, en un intento desesperado por no evadir mis pensamientos he decidido escribir HOY y sobre nada... al menos nada en particular.

Cuando dicen que la vida es bella yo corrijo que es dulce. Mi principal (y falaz) argumento es que resulta herético citar a Benigni si puede hacerse lo propio con Fellini. Hoy no puedo hablar del sabor ni el color de la vida. Los absolutos no me vienen bien y creo que en el post anterior pueden leer mi referencia a la vida y su parecido con el queso azul, cuya moraleja es el "carácter ambiguo" (aja (sin acento)) de este asunto que es la existencia.

Tras varios días de vuelo y un aterrizaje forzoso no siento euforia pero tampoco hay devastación ni sufrimiento excesivo. Parafrasenado a Sabines "ni poco ni mucho, bastante".

Pese a lo que pueda deducirse del párrafo anterior, me gusta mi vida, me gusta mucho. Regresando a los absolutos y los relativos, no siempre se puede tener todo al mismo tiempo. Hoy, si la vida es dulce o bella cabe contestar con toda la incongruencia: Cinema, paradiso. Más paráfrasis.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Basta...


Hace poco leí una frase que me hizo reír mucho, decía que la vida es como el queso azul porque apesta pero sabe bien... Sin duda habrá quién disienta de ambas cosas, siempre hay quienes odian el queso y odian la vida, quienes odian los sabores llamados fuertes, quienes amamos algunos olores que a todo el mundo le parecen desagradables (personalmente y aunque nunca he fumado adoro el tabaco con todas sus implicaciones)... Pero bueno, todo esto es para compartir un poema de Juan Gelman, a quien recientemente y con méritos de sobra le fue entregado el premio Miguel de Cervantes 2007.

En fin, como "homenajito" -porque hay maravillas que nunca será suficiente con nombrarlas- pongo a sus ojos un poema de su libro Debí decir te amo, para esos días en que uno se cansa de pasársela mal:

Basta...

basta no quiero más de muerte
no quiero más de dolor o sombras basta
mi corazón es espléndido como una palabra

mi corazón se ha vuelto bello como el sol
que sale vuela canta mi corazón
es de temprano un pajarito
y después es tu nombre

tu nombre sube todas las mañanas
calienta el mundo y se pone
solo en mi corazón
sol en mi corazón

Preguntando tal vez no llegues a Roma... pero a algún lugar llegarás...

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