miércoles, 9 de marzo de 2011

De lo perdido y lo que aparece

Y bueno... llega un día en el que los recuerdos no duelen, aunque extrañes.

Porque no importa lo que se haya dicho, tú sabes que existió y has sido incapaz de blasfemar en su contra. Y ahora viene la vida y se acomoda como un diablito, justo detrás de tu oreja, para contarte noches y madrugadas y mañanas y tardes, que ahora son un premio porque no duelen y te hacen sonreír, aunque extrañes.

Sabes que vas a extrañar siempre, no puede ser de otro modo. Sabes que no habrán reemplazos y la verdad es que no los buscas. No tiene caso, aunque extrañes.

La vida va pasando, haces muchas cosas y siempre te va a hacer falta compartirlas; pero hay noches como esta, en las que viene un recuerdo y no resistes la tentación de saborearlo, porque fue dulce y es bueno, y los fracasos ya no lo son tanto.

1 comentario:

Ariadna Valdés dijo...

Tengo que expresar mi desacuerdo. A veces, los recuerdos duelen por siempre. Pasan 8 años y siguen doliendo, y duelen todos los días.
Por qué unos dejan de doler y otros duelen siempre, es sin duda alguna una gran interrogante. Aunque, tal vez, sólo me falte mucha energía y un ánimo especial para que dejen de doler. Pero, como lo sabes, no lo tengo...

Preguntando tal vez no llegues a Roma... pero a algún lugar llegarás...

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