lunes, 6 de abril de 2009

Un día lo quise de verdad...

Hace más de un año terminó conmigo y desde entonces no sé nada de él. Me dijo que yo había elegido una vida libertaria que él no podía pedirme que dejara pero que tampoco quería vivir conmigo.

Entonces me pareció una gran oportunidad para cerrar por fin el ciclo de una relación que habría tenido que terminar mucho tiempo antes y lo acepté sin problemas, aunque debo reconocer que unos días después me enojé y me ardí muchísimo porque la decisión no fue mía.

En estos días pienso mucho en él y muy probablemente se debe a que en unos días cumpliríamos siete años juntos. Tal vez es sólo porque cuando va pasando el enojo uno se acuerda más de las cosas lindas y se va haciendo inevitable la nostalgia.

La verdad es que resulta triste pensar que estoy mejor sin él y siempre pega en el ego saber que seguro él también está mejor sin mí.

Ahora que le doy tantas vueltas a los ciclos de las relaciones y al inevitable final que sigue a todos los principios, sigo creyendo que ha sido un gran paso alejarnos de la inercia y el confort. No obstante, sigue siendo triste saber que un día lo quise de verdad y dejamos que se desgastara tanto que hace más de un año no sabemos uno del otro y ni siquiera se debe a un dolor que lo justifique...

1 comentario:

Ariadna Valdés dijo...

Triste sin duda es, que el tiempo pase y la gente siga como si nada, como si nuestro paso por su vida haya sido intrascendente y por lo tanto, no sólo superable, sino fácil de vivir sin él. Yo odio esa sensación, que he dejado de querer a alguien lo suficiente como para ya no acordarme de él, o creer que así, sin él, estoy mejor; sin embargo, sucede...
Me gustaría, sólo a veces, pensar que la otra persona no vive mejor sin uno, de hecho que sufre con nuestra ausencia, y que nosotras podremos, algún día cercano, darnos cuenta de que estamos mejor sin ellos, pero sólo porque al final ya no era lo que debía ser, y eso siempre tiene que terminar. No sé, tal vez sólo quiero decirte que él no podría estar mejor sin tí de lo que estaba contigo, o tal vez, que el otro él, nunca podrá estar mejor sin mí que conmigo, porque entonces, ¿qué somos si no intrascendencia en la vida de los demás?

Preguntando tal vez no llegues a Roma... pero a algún lugar llegarás...

Google