viernes, 15 de agosto de 2008

La palabra

Si (como el griego afirma en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa,
en las letras de "rosa" está la rosa
y todo el Nilo en la palabra "Nilo".
El Golem, J.L. Borges.



DESPUÉS de mucho tiempo sin escribir, un encuentro casual con el disco que grabaron juntos Pedro Guerra y Ángel González me da algo qué decir y me trae de vuelta.
La palabra en el aire me conmueve, me hace pensar en la belleza, y en la magia de las palabras.
González lee su poesía y cuando nombra a las rosas yo recuerdo a Borges, a Nothomb y a Saint-Exupéry -aunque más a Borges- y mis ojos tiemblan como los de Remi al ver que lo que un día se encuentra en su nombre, otro día puede estar tan lejos que la invocación ya no alcance.
Tal vez no se acaba la magia evocadora sino el placer en el recuerdo y el nombre ahora es un dolor de bolsillo.
Yo tuve una rosa, ahora sólo su nombre.

A veces, un cuerpo puede modificar un nombre

A veces, las palabras se posan sobre las cosas como una mariposa sobre una flor, y las recubren de colores nuevos.
Sin embargo, cuando pienso en tu nombre, eres tú quien le da a la palabra color, aroma, vida.
¿Qué sería tu nombre sin ti?
Igual que la palabra rosa sin la rosa:
un ruido incomprensible, torpe, hueco.
Ángel González.









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Preguntando tal vez no llegues a Roma... pero a algún lugar llegarás...

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